Primera infancia: cuando es necesario ir al psicólogo

27/06/2018
Niños

Los primeros años de vida representan un periodo clave en el desarrollo del sistema nervioso de los niños, es cuando se adquieren los aprendizajes necesarios para la adaptación favorable del entorno; comunicación y lenguaje, desplazamiento autónomo, interacción social y regulación emocional. Es la etapa donde se crean los primeros vínculos con los padres y donde el niño aprende a relacionarse con el entorno.

No existe una línea que divida la normalidad y la patología. En el desarrollo normal del niño, se logran unas habilidades que corresponden a cada edad. Cuando estas no se adquieren se observan otro tipo de comportamientos poco adaptativos, este hecho nos puede dar a entender que algo no funciona bien.

El entorno familiar, educativo y sanitario tienen que prestar atención al desarrollo global del niño para poder detectar posibles señales de alarma o alteraciones, para hacerle frente y derivarlo al servicio indicado para recibir tratamiento, si es necesario.

La infancia es la etapa que presenta una mayor plasticidad neuronal, imprescindible para el crecimiento y el aprendizaje de los niños. Por este motivo, puede ser de gran ayuda atender precozmente las dificultades que se presenten y de esta manera evitar posibles cronificaciones.

A continuación, os presentamos una lista de situaciones y características que podrían ser motivo de consulta:

De los 0 a los 2 años:

  • Alteraciones graves en los hábitos básicos: alimentación y sueño (dificultes con la lactancia materna, dificultades para pasar a alimentos sólidos, alteración del ciclo sueño-vigilia...)
  • Poca interacción con la madre o el padre, bebé que reclama poco
  • No hay un seguimiento de la mirada o mirada perdida/evitativa
  • Rechazo al ser cogido
  • Emite pocos sonidos o balbuceos
  • Hipersensibilidad a los ruidos
  • Hipotonía o hipertonía muscular
  • Lloro excesivo y dificultad para calmarlo
  • Dificultades separación madre/padre recién nacidos

De los 2 a los 3 años:

  • Alteraciones graves en los hábitos básicos: alimentación y sueño (despertares nocturnos, dificultad para introducir nuevos alimentos...)
  • No emite palabras sueltas o onomatopeyas
  • Poca expresividad facial, busca poco la interacción con el otro
  • Intereses extraños o restringidos, fijación con objetos insólitos
  • Tendencia a alinear objetos o hacer secuencias de repeticiones
  • Poco contacto ocular, evitar la mirada con el otro
  • Alteraciones conductuales o dificultades de autorregulación (rabietas, negativismo...)
  • Poca tolerancia a la frustración o dificultades para aceptar los límites
  • Aislamiento escolar, poca interacción con niños

De los 4 a los 6 años:

  • Retraso en el lenguaje; no emite frases, no hace demandas verbales, le cuesta expresar lo que quiere
  • Alteraciones graves de los hábitos básicos: alimentación y sueño (dificultad para ir a dormir solo, alimentación restringida…)
  • Poco interés en las relaciones sociales
  • Intereses extraños o restringidos, movimientos estereotipados
  • Alteraciones conductuales o dificultad de autorregulación (rabietas, lloros, negativismo…)
  • Poca tolerancia a la frustración o dificultades para aceptar los límites
  • Aburrimiento o apatía
  • Impulsividad, dificultades para mantener la atención

 

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona