Los motivos por los que viajar nos aporta felicidad

14/03/2018
Felicidad

En ocasiones después de un viaje largo o de pasar el día fuera de la ciudad, volvemos a casa más relajados, nos sentimos mejor, más ligeros y con menos preocupaciones, somos más felices. No es una casualidad. Si analizamos el hecho de viajar, podemos encontrar las razones objetivas por las que nos sentimos así a la vuelta de un viaje.

Planificar un viaje produce beneficios inmediatos. Mientras dedicamos tiempo a planear nuestra aventura, nos relajamos y dejamos volar la imaginación pensando en lo que va a pasar. La anticipación de las experiencias que se han de vivir durante el viaje genera una sensación de felicidad.

Nuevas emociones. Embarcarse en una nueva aventura a lo desconocido es estimulante. Cuando afrontamos una situación como viajar, estamos envueltos en un ambiente que nos genera diferentes emociones, casi todas positivas, que parten de la curiosidad y el descubrimiento.

Menos estrés y mayor bienestar emocional. Viajando las preocupaciones y las tensiones se desvanecen por un tiempo, la rutina diaria queda lejos. Te relajas, oxigenas tu mente, te diviertes y disfrutas del momento. Generas pensamientos que conducen a sentimientos agradables.

Hace que confíes más en ti. En muchos viajes nos encontramos con obstáculos o imprevistos que no esperaríamos encontrar en nuestra vida diaria. Todo viaje representa una suma de desafíos. Buscar los recursos para resolverlos y poder salir adelante potencia la autoestima como pocas otras cosas pueden hacerlo.

Nos hace valorar más lo que tenemos. Nos damos cuenta de lo felices que son algunas personas sin tener tantos bienes materiales como nosotros. Hasta que no nos alejamos de todas nuestras comodidades no valoramos todo lo que tenemos.

Estimular el cerebro. Situaciones tan simples como la necesidad de adaptarse a nuevas sensaciones, paisajes, sonidos y aromas o tener que comunicarse en otro idioma estimulan el cerebro y lo vuelven más plástico y más creativo.

La psicología ha comprobado que las personas somos la suma total de nuestras experiencias, estas brindan un placer y un bienestar a largo plazo. Así que, más que invertir en bienes materiales para conseguir la felicidad, nuestras mayores inversiones deberían dirigirse a crear recuerdos en base a las vivencias personales, como las que se generan viajando.

Las personas que viajan, además, son menos proclives a estar tensas, cansadas o deprimidas, y tienen una mayor calidad de vida.

 

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona