Enseñar a aprender

09/01/2019
Educación

Actualmente los niños y los jóvenes están creciendo dentro de una cultura digital, con fácil acceso a grandes cantidades de información. Hoy su desarrollo se hace bajo un concepto diferente de tiempo y espacio, de cambios constantes y muy rápidos, con nuevas formas de comunicación y aprendizaje que mezclan imagen, palabra y sonido.

La educación tiene un impacto enorme sobre la naturaleza de nuestra sociedad. Por eso más que nunca deberíamos pararnos a reflexionar sobre la función del profesor y la importancia del aprendizaje dentro del sistema educativo actual.

La sociedad del conocimiento exige cambios en los paradigmas educativos que superen las ofertas basadas en conocimientos enciclopédicos y eruditos centrados en la transmisión de conocimientos.

Paulo Freire, uno de los pedagogos más destacados del siglo XX escribió en su día esta reflexión;

Enseñar no puede ser un simple proceso, de transferencia de conocimientos del educador al aprendiz. Transferencia mecánica de la que resulta la memorización mecánica. Al estudio crítico corresponde una enseñanza también critica, que necesariamente requiere una forma crítica de comprender y de realizar la lectura de la palabra y la lectura del mundo, la lectura del texto y la lectura del contexto.

Para enseñar a aprender, los profesores deben ser capaces de transmitir a los alumnos que su misión principal es ayudarles a aprender. Es clave comprender cuáles son las motivaciones de los niños y jóvenes actualmente, para reconocer los nuevos desafíos que le corresponde al maestro como inspirador, motivador y mentor.

Enseñar a aprender no se trata sólo de pasar el conocimiento que se tiene, no es únicamente transmitir un saber. Es ayudar a que el alumno, ávido de conocimiento y con muchas preguntas, aprenda por él mismo. Más que transmitir información, se trata de contagiar el amor por el conocimiento, de motivarlos y guiarlos. Es desarrollar la capacidad en el alumno de acceder, gestionar, analizar y aplicar eficazmente la información. Es tener la capacidad de valorar los aportes de los estudiantes y promover que compartan sus ideas e inquietudes, para inspirarlos a partir de sus propios descubrimientos e interrogantes.

Muchos estudiantes no se dan cuenta de que el aprendizaje progresa a través de etapas y que la memorización es solo una de ellas, una de las primeras. No basta con recordar, hay que comprender, aplicar, analizar, evaluar e incluso crear nuevo conocimiento.

La enseñanza debe favorecer cuatro puntos:

  • La empatía; los estudiantes responden mejor cuando saben que el profesor se preocupa por ellos y por su aprendizaje.
  • El aprendizaje activo; ya que la participación de los estudiantes facilita el aprendizaje.
  • La interacción de grupos e individuos; el aprendizaje es una actividad solitaria, sin embargo, se puede mejorar gracias al trabajo en grupo.
  • Y la potenciación del ego; hay que animar a los estudiantes a sentir que son responsables de sus propios éxitos en el aprendizaje.

Un aprendizaje que emerge en un ambiente de confianza, libertad, autonomía, liberado de presiones y represiones, facilita que la creatividad surja y permite que el estudiante sea más partícipe y responsable de su propia formación.

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona