Trastornos de la conducta alimentaria

13/09/2023
Adolescencia

Imagina el cuerpo humano y piensa en todo lo que necesita para su funcionamiento: la necesidad de comer cumple una función importante, pero, a pesar de ser imprescindible para la vida, no puede ser sintetizada por el propio cuerpo y necesitamos incorporarla a través de la ingesta.

Algo pareciendo ocurre también con la necesidad de relacionarnos, otro requisito imprescindible que también necesitamos incorporar desde fuera para vivir con una buena calidad de vida emocional.

Pues bien, los trastornos de la alimentación, manifiestan el problema de incorporar satisfactoriamente aquellas necesidades que un mismo no puede sintetizar, sobre todo en el ámbito relacional, y cuando esto se perpetúa, puede experimentarse una sensación de vacío; una soledad molesta o un nerviosismo intenso y en los casos más graves conductas como la agresión o una pérdida de energía y esperanza persistente.
La evidencia y la experiencia nos deja ver, que las personas que experimentan este síntoma, suelen mejorar cuando se sienten cómodas en las relaciones familiares o de amistad.

¿Por qué?

La relación con la comida implica siempre la relación con el otro: ya en un primer momento, la comida funciona como señal de amor por el bebé. Y por tanto, no deja de ser una manifestación del enfado, la tristeza o el dolor que siente la persona en sus relaciones importantes. Cuando el problema se comprende y se atiende, el síntoma se suele atenuar.

¿Por qué hay una prevalencia de este síntoma en la adolescencia?

La adolescencia no es un periodo fácil: abundan las tensiones a casa, se dan procesos de búsqueda de identidad importantes, etc. El equilibrio que se había construido hasta el momento se ve movilizado. A veces, el miedo y la angustia es tal, que desplazarlo (inconscientemente) y colocarlo en una cosa tan tangible y controlable como la comida constituye cierta falsa seguridad. Pero seguridad, al fin y al cabo. Un flotador en medio del océano que cuesta soltar.

¿Qué pasa con el tratamiento?

Intervenir el síntoma precipitadamente para "normalizar" la conducta desadaptativa con la comida, ignora el problema relacional y puede hacer que la persona aborte la comunicación a través de la comida, pero la desplace a otra sustancia o en un peor escenario, que se sume al síntoma ya presente otro.

Por lo tanto, hay que comprender el Trastorno de la Conducta Alimentaría, como un autotratamiento extremo que la persona opera en un momento dado (de manera inconsciente) para hacer frente a algo que se le hace insoportable y un conjunto de hábitos donde después queda atrapada cada vez que algo parecido la supera, haciendo de la solución una condena.

En resumen, resulta imprescindible ayudar la persona a construir límites verbales ante la demanda del otro, que le permitan afrontar los conflictos inherentes a las relaciones de manera satisfactoria para que no tenga que utilizar un cuerpo delgado para comunicar que no puede más o la barrera del sobre peso para protegerse.

Estefania Bengoa, psicóloga

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