Técnicas de Reproducción Asistida

10/04/2025
Atención Psicológica

Las Técnicas de Reproducción Asistida (TRA) se incorporan a la medicina hace más de 40 años y surgen de una necesidad: contribuir al bienestar de quienes desean ser padres con problemas de infertilidad. El desarrollo y el mejoramiento de nuevas técnicas médicas han cambiado sustancialmente el acceso a la parentalidad con un control inaudito sobre la procreación.

Actualmente, la demanda para las TRA va más allá de la infertilidad. La medicina reproductiva ayuda a quienes temen transmitir una enfermedad genética a su bebé; atiende a mujeres homosexuales o que deciden ser madres solteras recurriendo a la donación de semen. Son también un recurso para quienes recibirán un tratamiento de radioterapia/quimioterapia, facilitándoles la preservación de gametos para una futura fecundación in vitro. Con las TRA también se logra fecundación con los gametos del padre post-mortem y el embarazo en mujeres menopáusicas. A nivel mundial son más de 8 millones de personas las que han nacido mediante TRA. Su uso es un hecho consumado. La cultura, la opinión pública, la ética social y la ley pueden ser facilitadores u opositores a lo que propone la medicina reproductiva, pues esta modifica el sentido de la procreación, la sexualidad y la familia.

La psicología trata de aproximarse a la subjetividad de las vivencias y la calidad vincular de quienes desean ser padres. Hay quienes, en la línea de lo que reflexiona el filósofo Atlan, presagian una parentalidad que cambiará “a tenor de una voluntad médica, terapéutica y filosófica orientada por unos valores que apuntan a deshacerse del dolor y de los límites biológicos”. La inquietud se manifiesta en los profesionales de  la salud mental, augurando que con el constante desafío a la naturaleza y el afán de erradicar el dolor físico y emocional podemos volvernos “insolidarios, individualistas y fríos”. Pues el dolor, ese compañero indeseable, en dosis justas forma parte del incesante proceso de crecimiento. Transitar y elaborar la experiencia del dolor en vez de anestesiarla es necesario para crear seres humanos sensibles y empáticos. Toda experiencia humana enriquecedora conlleva tanto una parte placentera como otra dolorosa. Producir, generar, también.

Indudablemente el deseo de ser padres ya no es el mismo desde la democratización de la sociedad, gracias a la que se le acepta variaciones a la expresión del rol de la mujer en la familia y el mundo profesional. Las TRA y la interrupción voluntaria del embarazo permiten tomar decisiones concienzudas con el fin de optimizar o rechazar respectivamente la experiencia de filiación. “Yo quiero un bebé sin defectos, en el momento y las circunstancias que para mí son idóneas”. Se populariza la parentalidad como algo planificable y programable. El deseo de ser padres se expresa en la actualidad con más libertad que nunca. Los cambios han llegado para quedarse, como quien dice, para bien o para mal. Y sin lugar a duda han transformado nuestra visión de la vida al punto que queda cuestionado el principio básico de la procreación con el que se aseguraba que un ser humano siempre viene de la unión de dos.

Pablo Béjar, psicólogo

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