Peligros ocultos detrás de los videojuegos: las “loot boxes”

29/09/2021
Adicciones, Psicologia

Antes, para jugar a un videojuego tenías que poseer una videoconsola, y haber comprado algún juego en las tiendas especializadas. Actualmente, con nuestro teléfono móvil podemos descargarnos fácilmente juegos de forma gratuita. Pero, ¿cómo ganan dinero? De hecho, el juego de disparos más jugado entre los jóvenes e “influencers” es completamente gratuito. Tan solo has de acceder a un mercado virtual, hacerte una cuenta de usuario y ya se puede jugar en casi todos los dispositivos. El acceso está garantizado, pero ¿a qué precio?

Lo que esconden muchos juegos es un modelo de negocio basado en el consumo de publicidad adaptada al perfil del usuario y en los micropagos, transacciones económicas “de bajo coste” dentro del propio juego. Éstos se han convertido en una práctica habitual y suelen estar presentadas de formas atractivas para el jugador medio, que suelen ser menores de edad. A veces se presentan forma de “pases de temporada” (paquetes de contenido que se van dosificando durante un periodo concreto), “DLCs” (contenido extra), o la que aquí nos ocupa, las “loot boxes”o cajas de recompensa.

Éstas se refieren a la venta de contenido digital de carácter aleatorio sin posibilidad de devolución y que son presentadas en un cofre digital en el que existe una baja probabilidad de que salga algo exclusivo. El jugador desconoce qué le va a tocar pese al pago realizado, lo que lo convierte en un juego de azar en el que está implicado dinero real. Funcionan como las máquinas tragaperras y aunque la primera vez suele ser gratis, el acceso a nuevas cajas de recompensas se hará después de pasar por caja.

Envían un mensaje al jugador: “ya no hace falta que te frustres, por un poco de dinero puedes saltarte la espera necesaria para conseguir lo que quieres o seguir jugando”. Ésta será la manera de acceder a elementos estéticos que los diferenciará de otros tantos jugadores y les aportará un mejor estatus, ya que puede que les toque un objeto legendario (una de las máximas categorías) que otros no tendrán. Dicha práctica deja al menor de edad ante una frustración que estimula la ansiedad, ya que incrementa su necesidad de insertar más dinero para conseguir el objeto deseado que lo convierta en alguien envidiado o superior ante sus iguales.

Mientras esta práctica no esté legislada, existen ciertas iniciativas pero ninguna está implantada, debemos acompañar a nuestros hijos cuando accedan a videojuegos. Protegerlos pasa por compartir esta afición con ellos, interesarse por lo que sienten y piensan mientras juegan, explicándoles los peligros inherentes y limitando su uso y consumo. Sabemos que, como padres os podéis sentir desorientados ante un mundo digital que conocen mejor los pequeños de la casa. Pero como adultos debemos ofrecerles protección ante un modelo de negocio que a veces olvida quienes son sus principales usuarios y les expone a prácticas peligrosas.

Si sientes que no sabes cómo regularlo, que cada vez que lo intentas se crea un conflicto difícil de contener o crees que tus hijos necesitan ayuda, no dudes en consultar a un profesional de la psicología.

Albert Sanz, psicólogo

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