La inteligencia emocional

08/03/2019
Felicidad

El concepto de inteligencia emocional fue popularizado por el psicólogo estadounidense Daniel Goleman en los años 90 y hace referencia al gran poder que las emociones tienen sobre lo que somos, lo que hacemos y en cómo nos relacionamos.

La Inteligencia Emocional nos ayuda a entender de qué manera podemos influir de un modo adaptativo e inteligente tanto sobre nuestras emociones como en nuestra interpretación de los estados emocionales de los demás. Este aspecto de la dimensión psicológica humana tiene un papel fundamental tanto en nuestra manera de socializar como en las estrategias de adaptación al medio que seguimos.

Si pensamos detenidamente en la trascendencia de nuestras emociones en nuestra vida diaria descubriremos que son muchas las ocasiones en que éstas influyen decisivamente en nuestra vida, aunque no nos demos cuenta ¿Cuándo compré mi coche hice cálculos sobre la rentabilidad y lo comparé con otros modelos y marcas? ¿Elegí a mi pareja porque era objetivamente la mejor opción? ¿Es mi empleo el que me ofrece el mejor salario?

Siempre hemos oído decir que el Coeficiente intelectual (IQ) es un buen indicador para saber si una persona será exitosa en la vida. No obstante, los investigadores empezaron a detectar hace unas décadas que las capacidades y habilidades necesarias para tener éxito en la vida eran otras, expuestas a continuación, y éstas no eran evaluables mediante ninguna prueba de inteligencia.

El autoconocimiento. Es importante reconocer la manera en que nuestro estado anímico afecta a nuestro comportamiento, cuáles son nuestras capacidades y cuáles son nuestros puntos débiles.

Autocontrol emocional. La autorregulación nos permite reflexionar y dominar nuestros sentimientos o emociones, para no dejarnos llevar por ellos ciegamente.

Automotivación. Enfocar las emociones hacia objetivos y metas nos permite mantener la motivación y establecer nuestra atención en las metas en vez de en los obstáculos

Empatía. La detección de estas emociones ajenas y sus sentimientos que pueden expresar mediante signos no estrictamente lingüísticos (un gesto, una reacción fisiológica, un tic) nos puede ayudar a establecer vínculos más estrechos y duraderos con las personas con que nos relacionamos.

Habilidades sociales. Una buena relación con los demás es una fuente imprescindible para nuestra felicidad personal e incluso, en muchos casos, para un buen desempeño laboral.

Los expertos coinciden en que la inteligencia emocional juega, un papel vital en el triunfo tanto personal como profesional. Podemos encontrar personas cuyas capacidades intelectuales son muy limitadas, pero en cambio consiguen tener una vida exitosa.

Lo importante es que no solo sabemos que este tipo de inteligencia existe, y que es fundamental para ser feliz y tener éxito, también sabemos que se puede cultivar y desarrollar. Uno de los retos de la sociedad actual es aprender a leer las emociones, entrenarlas y hacer músculo emocional. La capacidad de reconocer, aceptar y gestionar nuestras emociones para ponerlas a nuestro servicio con la idea de conseguir los objetivos que queremos en la vida.

La educación de los sentimientos no es un lujo. Es una necesidad imperiosa que tenemos que afrontar desde las primeras etapas del sistema educativo. De esta forma habrá más posibilidades de que los ciudadanos sean personas sanas y equilibradas, menos agresivas y más solidarias, con iniciativa, creatividad y liderazgo.

 

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona