Familias y confinamiento

06/04/2020
Familias

Las últimas semanas han estado un reto para todo el mundo pero especialmente para las familias con niños/as. Es por esto que en nuestro blog les volvemos a dedicar un espacio.

El jueves 12 de marzo se anunció el cierre de los centros educativos y cada familia tuvo que desplegar su capacidad de adaptación para dar respuesta inmediata a esta situación.

A pesar de la variedad de circunstancias familiares, laborales y peculiaridades de cada caso, hemos observado como la respuesta inmediata, una vez articulada la logística, fue de resistencia hacia esta parada impuesta. La inquietud y la incertidumbre que supone esta situación desconocida se ahogó en un alud de tareas escolares y actividades lúdicas y especiales. A nivel social salieron infinitas opciones “on line” para sustituirlo todo: teatro, lectura, clases de ioga, circo, clases de inglés, de danza. El mensaje era claro: “¡no nos podemos parar!”

Pero poco a poco es importante que se puedan ir encajando los ritmos y necesidades de cada hogar. Rebajar las exigencias y establecer las prioridades del que, finalmente, será un tiempo finito. Descartar tensiones innecesarias, poniendo por delante las relaciones y la buena convivencia.

Ciertamente, la situación de confinamiento, en la mayoría de casos, hace complicado responder a la totalidad de las necesidades de los niños y adolescentes. Es por esto que es necesario que los adultos ayuden a contener este espacio y el impacto de la vivencia que cada hijo/a experimenta. Así mismo, esto no pasa por sobre cargar el tiempo de tareas, orden y propuestas sin sentido, si no en poner atención en aquello que cada hijo/a necesita y ayudar a poner palabras a la inquietud que, en menor o mayor grado, se irá expresando a lo largo de estos días. Este tiempo requiere, más que nunca, una mirada comprensiva y atenta ya que los cambios de humor y ánimo serán compañeros de viaje.

Es un reto “de artesanía parental” ir buscando el equilibrio entre garantizar la presencia y ayudar a estructurar, sin invadir ni desbordar con contenidos sin significado. También entre favorecer el mantenimiento del contacto social y ejercer cierto filtro y trabajo, según la etapa evolutiva, en relación al bombardeo de informaciones y exigencias sociales, en función del encaje que estas tengan en cada familia y el que puedan sostener en estos momentos.

Por esto y, tal y como ya apuntábamos en anteriores publicaciones, es importante que los adultos también se cuiden y se apoyen entre ellos o, si es un solo adulto quien está a cargo de los hijos/as, busque redes de soporte externo para afrontar la situación con toda la serenidad y seguridad posibles.

El tiempo y espacio compartidos ponen de manifiesto y en evidencia aspectos que en el día a día pueden pasar más desapercibidos. Sin duda, el confinamiento nos hará más conscientes de quién somos y como funcionamos como familia. Las capacidades y las fortalezas se desplegaran para dar una respuesta suficientemente buena a este reto y también podremos ver aquellos aspectos más frágiles, que también forman parte de nosotros y necesitan ser reconocidos y aceptados.

En definitiva, hemos de ir viendo cómo sacar provecho de esta situación para aprender y crecer como familia.