El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad - TDAH

22/02/2019
Familia

En la actualidad es frecuente escuchar en conversaciones tanto en casa como en los colegios el término TDAH con mucha facilidad “mi hijo tiene déficit de atención porque no se concentra en las tareas escolares”, “a este niño le pasa algo porque sólo se esfuerza cuando le interesa” o “voy a ver si le llevo a algún sitio para que le hagan la prueba del déficit de atención”.

Todos hablamos de esta psicopatología como si fuéramos expertos, pero muy pocos saben realmente lo que es. El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

 es el trastorno más diagnosticado en la infancia y en la adolescencia tanto por médicos como por psicólogos y se estima que afecta a entre un 2% y un 5% de la población infantil en España.

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo frecuentemente diagnosticado en la infancia y que puede persistir en la edad adulta, que se caracteriza por inatención (distracción moderada a grave, períodos de atención breve), hiperactividad (inquietud motora) y comportamiento impulsivo (inestabilidad emocional y conductas impulsivas) que produce problemas en múltiples áreas de funcionamiento, dificultando el desarrollo social, emocional y cognitivo de la persona que lo padece.

¿Qué causa esta psicopatología? La causa del TDAH es heterogénea y multicausal, son varios los factores implicados. Factores biológicos (disfunción corteza prefrontal), factores neurológicos (prematuridad), factores relacionales-afectivos (relación/vínculo entre padres e hijos, temperamento).

Los síntomas más evidentes son la hiperactividad, la impulsividad y la falta de capacidad para mantener la atención. Se suele asociar al niño que no se está quieto, no calla o no para de hacer ruido cuando no hay motivo aparente, ni objetivo ni constancia. Dado que los tres síntomas principales son en parte características propias de la infancia, no es fácil diagnosticar dicho trastorno.

A veces estas expresiones son señales normales de su desarrollo y en otras ocasiones son cuestiones muy diferentes del TDAH como la depresión infantil, miedos escolares, dificultades en las relaciones sociales o ansiedad.

Es importante hacer un diagnóstico diferencial ya que otros diagnósticos comparten sintomatología (hiperactividad, impulsividad, déficit atención), por ejemplo, retraso mental, trastornos de aprendizaje, trastorno del comportamiento, trastornos afectivos.

Si analizamos las características que tienen los niños de la etapa de Educación Infantil, todos estaremos de acuerdo en describir a estos niños como movidos, inquietos, impacientes, con dificultades para prestar atención y que tienden a reaccionar impulsivamente antes que, a responder de manera racional y calmada. Todas estas características no indican más que la normalidad, es decir, lo que se considera sano y normativo en los niños de hasta 5-6 años.

A partir de los 6-7 años, el cerebro de los niños está ya preparado y maduro como para poder mantener la concentración en una tarea durante unos cuantos minutos, controlar los impulsos y poder estar sentados sin moverse. Por este motivo, los expertos en TDAH concluyen que dicho diagnóstico no se debe hacer hasta los primeros cursos de Educación Primaria. Lo ideal sería comenzar una evaluación y un posible diagnóstico a partir de 2º de Educación Primaria (7-8 años).

En función de la edad del niño y su frecuencia e intensidad, podemos decir que se trata de algo normal presente en todos los menores o de algo que puede ser indicativo de algún trastorno y que, por lo tanto, tenemos que intervenir.

La evaluación del TDAH, y de cualquier otra psicopatología, requiere de tiempo. El diagnóstico clínico engloba la exploración del paciente, la observación, la información que facilitan los padres y el colegio y la historia clínica.

Evaluación psicológica del niño:

-Explorar área emocional y afectiva (ansiedad, estado de ánimo, dificultades de regulación emocional) y comportamental (impulsividad, déficit atención, conductas disruptivas)

- Aprendizajes escolares y comportamiento en el aula

- Evaluación de las capacidades cognitivas.

- Pruebas de personalidad

La falta de formación, información y atención sobre el TDAH tiene consecuencias negativas directas sobre los pacientes, sus familiares, amigos y otras personas de su entorno, que sufren el estigma, la insensibilidad y la falta de consideración hacia este trastorno.

 

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona