Comprendiendo el Trastorno del Espectro Autista (TEA)

29/03/2018
Niños

Comprendiendo el Trastorno del Espectro Autista (TEA)

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que afecta al funcionamiento cerebral, déficit de las conexiones neuronales, sobre todo en la comunicación e interacción social y en la flexibilidad de pensamiento y comportamiento.

¿Cuál es la causa del TEA?

Se trata de un conjunto de factores multicausales; factores genéticos y ambientales, juntamente con la experiencia relacional del bebé con su madre que generan alteraciones en la capacidad para comprender y relacionarse con el entorno.

Actualmente se define el autismo dentro de un espectro en el que se entiende la sintomatología como un continuum y no como un diagnóstico fijo y sin evolución. Los niños con TEA se diferencian a nivel cualitativo en las habilidades de interacción social, en la capacidad de captar el lenguaje no verbal o en el tipo de intereses inusuales o restringidos. Es por eso que en las consultas nos podemos encontrar tanto a una persona sin lenguaje expresivo y aislada, como con otra, con comunicación excesiva y relaciones inapropiadas.

¿Qué tienen en cuenta los profesionales de la salud mental antes de diagnosticar un TEA?

  • La comunicación social y la reciprocidad en la interacción
  • Patrones de comportamiento y/o intereses restringidos o repetitivos
  • Flexibilidad mental y capacidad para planificar y anticipar

¿Cuándo aparecen los síntomas?

Los síntomas aparecen en los primeros años del desarrollo, pero a veces son muy imperceptibles por los padres y profesores y esto hace que no consulten a un especialista. No es una discapacidad visible, por eso a veces se piensa que simplemente son niños maleducados, inflexibles o manipuladores.

Es importante la prevención a través del cuidado y la supervisión de los procesos de crecimiento y aprendizaje de un niño.

La detección precoz a través de la valoración del adecuado desarrollo del niño, así como de sus procesos educativos, de socialización y de relación, y sus posibles alteraciones. Hay que tener presente las señales de alarma que podemos observar en los primeros 12 meses de vida: bebés que reclaman poco, ausencia de sonrisa social, rechazo del contacto, hipotonía, ausencia de contacto ocular o dificultades para mantener la mirada.

Finalmente y si es necesario realizar una intervención psicológica que permita la mejora del desarrollo del niño.

 

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona