Comidas de Navidad
12/12/2024
Las comidas y cenas son el eje de las fiestas de Navidad. Son momentos familiares que la mayoría espera con ilusión para volver a la idea, a veces infantil, de juntarnos, de vernos y sentirnos menos solos. De imaginarnos que la familia será aquello que sentíamos de pequeños.
Pero estos encuentros pueden provocar o reactivar tensiones y conflictos en la familia. El asunto no es tan idílico como nos imaginábamos y pueden aparecer conflictos: rivalidades entre hermanos, diferencias de los padres respecto a los hijos, sobrevenidos que no siempre son bienvenidos, tristeza por las personas que no están, conflicto por el hecho que algunos quieren innovar y otros quieren mantener las tradiciones, “tal como lo hacía la abuela”, etc.
Es difícil evitar tensiones porque en las familias siempre las hay. Una de las maneras de enfrentarlas es aceptar que habrá alguna situación complicada, algún comentario que no nos gustará o algún sentimiento doloroso por la falta de algún familiar. Es un día para evitar la confrontación e intentar no dar importancia a estas cosas. Una buena estrategia es no hablar de política, religión y dinero.
También podemos reducir las tensiones sintiendo la parte más benévola de Navidad, es decir, la ilusión de reencontrarnos y la esperanza de un futuro mejor. La Navidad nos transporta a la niñez y a nuestras raíces y tradiciones, de dónde venimos y esto es importante para las personas.
A veces podemos sentir pereza por estas fiestas. Ésta puede estar escondiendo emociones intensas que tienen que ver con la idea de reunirnos, con el hecho de la necesidad de estar con los otros, pero a la vez la conflictiva que representa estar con ellos. Siempre hay esta ambivalencia.
Hay personas que deciden no ir a las citas navideñas. Antes de no ir es importante pensarlo bien y ser plenamente consciente de por qué no se va. De todos modos es mejor no quedarse solo. Pero si se decide es preferible decirlo con naturalidad, no escondernos de nuestras decisiones.
Si la familia ha pasado o está pasando por un momento doloroso por la muerte o enfermedad de un miembro o por un acontecimiento complicado es importante asumir los sentimientos de desaliento y es mejor estar juntos compartiendo el sufrimiento. El dolor se hará algo más soportable.
Cuando ha habido cambios en la estructura familiar, como un divorcio, es relevante planificar con antelación la Navidad, sobre todo si hay niños. Explicar bien donde irán y porque se ha decidido de una manera y no de otra.
Vivir los encuentros navideños puede ser una buena experiencia emocional si aceptamos que pueden surgir conflictos o tensiones familiares. Una buena estrategia puede ser dejar de lado las confrontaciones e intentar disfrutar de la fiesta.