¿Trastornos de aprendizaje o dificultades emocionales?

25/04/2019
Niños

El trastorno de aprendizaje en niños (trastorno específico del aprendizaje) comporta dificultades para procesar la información de una manera que les permita comprender, recordar y generalizar conceptos pertinentes para el desarrollo del lenguaje oral, escrito y habilidades de cálculo matemático.
El tipo más común de trastorno de aprendizaje es el trastorno de lectura, seguido del de cálculo y después el de expresión escrita.

A menudo las dificultades de aprendizaje van ligadas a la presencia de inseguridad, baja autoestima o relaciones sociales insatisfactorias. Lo que nos hace cuestionar si generalmente se presentan de manera conjunta o bien una es consecuencia de la otra. La teoría nos dice que cuando hay la presencia de uno de los siguientes aspectos no podemos diagnosticar un trastorno de aprendizaje:

  •         Dificultades visuales, auditivas y motrices 

  •         Retraso mental 

  •         Trastorno emocional
  •         Riesgo social (desventajas ambientales, culturales y económicas)

  •         Poco dominio de la lengua vehicular en la escuela

La realidad es que en la práctica clínica nos encontramos con niños y adolescentes diagnosticados con un trastorno de aprendizaje que se presenta a la vez con sintomatología de dificultades emocionales, desmotivación o bien un entorno familiar sin hábitos y rutinas favorecedoras. A menudo detrás de las dificultades de aprendizaje nos encontramos con una inhibición intelectual o relacional, lo que responde a problemas emocionales.

A algunos alumnos les cuesta concentrarse porque no están motivados o interesados o bien no lo perciben como un problema. Otra causa de la inhibición intelectual sería la importancia de formar parte de un grupo y construir una identidad, lo que puede llevar a imitar a los compañeros o llevar a cabo conductas negativas versus los aprendizajes. La inhibición relacional podría ser entendida como la vergüenza extrema de mostrarse ante la mirada del otro y, por lo tanto, de establecer relaciones con los iguales, participar en clase o compartir espacios en grupo.

Un aspecto fundamental que hay que tener en cuenta es el entorno familiar en que ha crecido el niño y la relación que ha establecido con los miembros de la familia. Nos dará información sobre su mundo interno modulado por las expectativas de los padres, el acompañamiento que se ha podido hacer de la tolerancia a la frustración o el fracaso, etc. Por eso, es necesario hacer un diagnóstico global desde el área académica, cognitiva, familiar y relacional.

Una vez realizada la valoración psicológica del niño y el entorno, elaboraremos un plan terapéutico ajustado a sus necesidades. En función de qué aspectos predominan (emocionales o aprendizajes) se definirá la propuesta de trabajo:

.           Terapia individual

.           Reeducación psicopedagógica

.           Terapia familiar

.           Trabajo con padres

En cualquier caso, la intervención tendría que ir enfocada no solo a dar recursos prácticos al niño sino también atender la personalidad global y su entorno relacional (escuela y familia).

 

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona