¿Qué es la psicoterapia psicoanalítica?
16/07/2025
El valor del síntoma
Desde la terapia psicoanalítica, síntomas como la ansiedad o la depresión se entienden como señales que nos ponen en contacto con nuestra historia personal. En otras palabras, a menudo nos sentimos mal sin saber del todo por qué: podemos tener dificultades para dormir, hábitos alimentarios poco satisfactorios o cambios en el deseo sexual… Estas manifestaciones pueden ser la pista de que hay emociones que no hemos podido expresar o situaciones complejas —incluso dolorosas— que no estamos gestionando adecuadamente. Hacer terapia psicoanalítica es aprender a escuchar ese malestar con curiosidad y sin juzgarlo. Este proceso nos ayuda a comprender qué nos pasa y nos invita a vivir con más libertad y en mayor armonía con nosotros mismos.
Así, la terapia psicoanalítica ayuda a ir retirando esas capas para llegar a la raíz del malestar, sin recurrir a soluciones rápidas ni a ejercicios destinados únicamente a silenciar los síntomas, ya que eso acabaría desconectándonos aún más de nuestro cuerpo.
Veámoslo con un ejemplo:
Una mujer acude a consulta por ansiedad que calma comiendo en exceso. Su motivo de consulta está centrado en el trastorno alimentario, “dejar de comer tanto”, pero al explorar otras áreas surge un detalle que la sorprende: “prefiero llenarme de comida antes que hablar de esto”, dice, refiriéndose a su vida íntima, prácticamente inexistente.
A medida que profundiza, asocia la grasa corporal con una forma de protección: “sin ella me sentiría expuesta, frágil, indefensa”. Esta imagen da paso al recuerdo de experiencias abusivas en la infancia que había normalizado y, al mismo tiempo, temía revivir.
Lo que en principio parecía “el problema” era, en realidad, una puerta de entrada para conocerse mejor.
Cómo el pasado moldea el presente emocional
Muchas de las cosas que sentimos y hacemos hoy tienen que ver con lo que hemos vivido de pequeños. Es como un idioma emocional que aprendimos sin darnos cuenta y que usamos para entender el mundo, las relaciones y a nosotros mismos.
En terapia, hablar del pasado no significa quedarse atrapado en él, sino descubrir cómo influye en nuestra vida actual. Y cuando lo vemos con claridad, podemos empezar a hacer cambios reales.
En resumen
Hay terapias que trabajan con objetivos concretos y a corto plazo. Por ejemplo, ayudarte a cambiar un hábito, reducir un miedo o modificar un pensamiento negativo.
La terapia psicoanalítica es diferente: no busca solo “apagar incendios”, sino entender de dónde surgen; ampliar la manera en que piensas, sientes y te relacionas con los demás. Por eso es más lenta: es como revisar y reparar todo el cableado de una casa, no solo cambiar la bombilla que falla.
Suele elegirse cuando se quiere comprender y transformar los problemas desde la raíz, aunque eso requiera más tiempo y un compromiso emocional profundo. A menudo se recurre a ella cuando otros métodos no han dado el resultado esperado.
Este proceso de entenderte, poner nombre a lo que te pasa y convertir el malestar en una oportunidad de crecimiento no es fácil ni rápido, pero sí profundo y liberador.