¿Por qué es tan importante un apego seguro?

29/01/2018
Niños

Apego es un término que definió el psicoanalista y psiquiatra John Bowlby para describir el vínculo específico que une al niño pequeño con su madre. Mediante el análisis de las carencias de los niños huérfanos de la II Guerra Mundial, J. Bowlby, descubrió que para un correcto desarrollo cognitivo y emocional era necesaria una figura estable en los primeros años de vida de un niño.

Desde su nacimiento el bebé necesita alguna persona de referencia que le proteja y  de sentido al desconcierto y la incertidumbre que significa venir al mundo. Un mundo que para el niño se presenta desconocido, indescifrable y raro.  La figura del vínculo afectivo (madre, padre o toda persona que se ocupe con regularidad del niño), además de tener una función de protección, permite la puesta en marcha en el bebé  un estilo de desarrollo emocional, un estilo de relación con los demás.

Mary  Ainsworth, psicóloga y colaboradora de Bolwlby, descubrió además que existían dos patrones principales en el apego o vínculo afectivo: el seguro y el inseguro.

En el apego seguro el adulto responde a las necesidades y demandas del niño de una manera consistente, estable y segura. Es decir,  se relaciona con él a través de expresiones de afecto verbal y físicas frecuentes. El resultado es que el niño crece  confiando en sí mismo y en los demás permitiendo en un futuro más autonomía y mejores competencias sociales.

El apego inseguro, en cambio, se manifiesta por carencias en cuanto al cuidado del niño por parte del adulto. Puede ser que  la figura de referencia atienda poco sus demandas de atención, dando lugar a un apego denominado evitativo que puede dar lugar en un futuro a relaciones emocionales inestables.

Pero es ante el apego desorganizado que el bebé muestra mayor inseguridad por resultar inconsistente y poco fiable, ya que el adulto no responde a un patrón estable de relación ni comunicación. Esto puede revertir en dificultades en las relaciones adultas futuras.

Los estilos de apego, es decir, los estilos de vinculación afectiva, se desarrollan temprano y se mantienen generalmente durante toda la vida, permitiendo la formación de un modelo de relación que integran las creencias acerca de sí mismo y de los demás.

El psiquiatra Diego Figuera, afirma que: “Mucho de lo que somos está marcado por la manera en que fuimos criados. En función de cómo sean los cuidados en la infancia salimos con resistencia a la adversidad o con vulnerabilidad”.

Es muy importante aclarar que el apego se forma específicamente en aquellos momentos donde los niños sienten o expresan algún malestar, ya sea porque se sienten solos o porque están enfermos o se hicieron daño, y el modo en cómo los padres calman ese malestar.

La raíz de muchos trastornos psicológicos, tiene que ver con un  trastorno de apego o vinculación y se manifiesta como un trastorno de regulación propia y/o en la relación con el otro. Cuando el sistema de apego está dañado, con una base insegura, es más fácil que se sufran transtornos en la edad adulta. Por eso es fundamental prestar atención a la relación afectiva con el adulto de referencia en la crianza de los niños, ya que esta determinará su futuro y su desarrollo como adulto.

 

 

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona