Claves para superar el síndrome postvacacional

01/10/2018
Ansiedad, Estrès emocional, Autoestima

El fin de las vacaciones y la vuelta al trabajo hacen que cada año se hable del famoso Síndrome Postvacacional. Este síndrome se basa en la sensación que tiene el trabajador al reincorporarse a su puesto tras acabar un periodo de vacaciones.

El síndrome postvacacional no es una patología como tal, sino un “trastorno adaptativo”. La persona que lo sufre tiene una sintomatología similar al estrés cuando, al final de un periodo de descanso más extenso de lo habitual, no se ve capaz de responder al alto número de demandas que supone la vuelta a la rutina o el regreso a su vida laboral.

El cambio de horarios, el mantenimiento de la atención en tareas muy específicas y el retomar responsabilidades pueden llegar a suponer un aumento de ansiedad que sólo la adaptación paulatina permite sobrellevar. Sus síntomas pueden variar de tipología e intensidad según sea la persona, su entorno y sus responsabilidades u obligaciones, pero por lo general el síndrome postvacacional se caracteriza por una sensación de tristeza, apatía, falta de energía o motivación.

Las personas más vulnerables a este síndrome son aquellas que no tienen incentivos en su trabajo. Volver a una cotidianeidad que no gusta se hace más costoso. Los entornos de negatividad en el trabajo, en los que se realizan tareas repetitivas o en los que aparecen jefes poco motivadores, suelen provocar una mayor sensación de desánimo a la vuelta de vacaciones.

Para superar las molestias derivadas de esta mala adaptación, de las vacaciones a la vida laboral, se recomienda seguir algunas pautas, en la medida de lo posible:

  • Reservar unos días al final de nuestras vacaciones para nuestra adaptación y programar el regreso a casa de forma anticipada y relajada.
  • Adaptar los horarios a los habituales de forma suave y progresiva.
  • Tomarse con calma la vuelta a la rutina también es un factor clave. Se debe evitar, en la medida de lo posible, el estrés en el trabajo.
  • No cargarse de trabajo el primer día. Para hacer más llevadera la vuelta al trabajo es mejor hacerlo de forma paulatina.
  • Ver el lado positivo. Esto es posible si se evita pensar que el trabajo es una carga y se enfoca desde otra prospectiva.

 Muy pocos casos precisan ayuda profesional, pero en ocasiones la presión de la vuelta al trabajo y/o a la rutina diaria puede causar estrés agudo. Lo más importante es hacer que el cambio de las vacaciones al trabajo sea lo menos brusco posible y afrontar con actitud positiva la vuelta a la rutina para ayudarnos a combatir la desmotivación que supone “la vuelta a la realidad” después de las vacaciones.

Concebir el retorno a la rutina laboral como algo negativo, sacrificado u obligado es el primer error. Es necesario ver el trabajo como algo positivo y saber que nos podemos ir de vacaciones gracias a que tenemos un trabajo. La respuesta está en tomarse el primer día como una jornada laboral más, tener en cuenta que ocupa únicamente una tercera parte del día y ser conscientes de que tenemos tiempo para todo: ocio, trabajo y descanso.

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona