SEPARACIÓN DE PAREJA: LA FAMILIA NO SE ROMPE

09/09/2021
Familia, Atención Psicológica

Uno de los aspectos que supone más sufrimiento para los adultos que deciden poner fin a una relación de pareja con hijos en común es imaginar el impacto que va a tener sobre ellos.

La separación de los padres no implica una ruptura familiar, sino un cambio significativo en su estructura, que supondrá un proceso de adaptación para todos los miembros y un reajuste del funcionamiento que los ha organizado hasta el momento.

La familia es el núcleo afectivo y socializador primario de las criaturas. Su configuración y organización puede ser muy diversa y tiene que ser lo suficientemente flexible para adaptarse a los cambios de etapa o situaciones sobrevenidas manteniendo su funcionalidad.

En el momento de la separación de la pareja hay que poner el foco en la calidad de las relaciones, como vehículo para un buen proceso adaptativo.

¿Qué aspectos tener en cuenta para preservar a los hijos de situaciones que sí pueden tener un impacto en su desarrollo?

  • Trasmitir a los niños/as que se trata de una decisión acordada y tomada con el objetivo que, una vez superada la etapa de adaptación, todos los miembros de la familia puedan estar mejor.
  • Explicar a los hijos conjuntamente, y ajustándose a la etapa evolutiva de cada uno, como se organizará la familia a partir de ahora. Donde vivirá cada uno, cuando van a estar con uno u otro y explicitar que las dos figuras parentales van a mantenerse siempre disponibles cuando lo necesiten.
  • Garantizar que el tiempo con cada adulto sea el suficiente para mantener y fortalecer los vínculos con cada criatura.
  • Hacer explícito que las decisiones se seguirán tomando de manera conjunta y velar por hacerlo efectivo, a pesar del esfuerzo y desgaste que esto va a requerir inicialmente.
  • Minimizar el nivel de tensión entre los adultos y preservar de manera absoluta a los niños.
  • Evitar mensajes negativos explícitos, implícitos o ambivalentes sobre la otra figura parental, no preguntar de manera exhaustiva sobre el funcionamiento y actividades que se realizan con la otra parte.
  • Interesarse por cómo se encuentran y cómo ha ido, procurando no extender la conversación hasta puntos que pueden generar mucha ambivalencia e incomodidad.
  • No utilizarlos para transmitir informaciones y mensajes que corresponden a la comunicación entre los adultos, evitando de este modo un conflicto de lealtades.

A la complejidad del duelo por el fin de la pareja, se añade el duelo por el cambio en los espacios/tiempos de relación con los hijos/as. Los dos aspectos están conectados y a menudo generan confusión a los adultos. Es importante que el adulto pueda ir diferenciando el malestar propio del  niño y encontrando cierta comodidad en el nuevo hogar, para favorecer la adaptación de los hijos a la nueva organización.

Las criaturas tiene que poder hacer suyos los dos espacios familiares, que a partir de ahora quedaran diferenciados, y reformular la relación con cada adulto, que también quedará modificada con este cambio. Esto requiere un tiempo y procesos probablemente distintos. Hay que ofrecer el espacio y entender y atender las necesidades de los niños/as, sin traspasarles decisiones y responsabilidades que pertenecen a los adultos.

En un momento de alta activación emocional como es una separación, este acompañamiento emocional a los hijos puede hacerse especialmente difícil, por lo que cabe considerar la búsqueda de apoyo profesional que ayude a ver la situación con mayor claridad para poder responder a las demandas y necesidades de ellos y afrontar el reto con la mayor seguridad posible.

María Iglesias, psicóloga Atiaspicologia

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